9 de noviembre de 2020 LOS TIEMPOS DE PANDEMIA EXIGEN SABIDURÍA, AMOR, TERNURA Y GENEROSIDAD. Les respondió Jesús: "Cuando llega la tarde dicen: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo’, y cuando es de madrugada: ‘Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojo oscuro’. ¿Cómo es que saben interpretar la apariencia del cielo y no pueden discernir los signos de los tiempos? Mt 16, 2b-3 Introducción Nos reunimos agradecidos, como Conferencia Episcopal, al comenzar nuestra Centésima Novena Asamblea Plenaria, luego de haber suspendido nuestra reunión del mes de abril, dadas las condiciones por todos conocidas. Saludo con afecto a quienes nos siguen en esta transmisión por las redes sociales y lo seguirán haciendo en distintos momentos de esta Asamblea. Deseo que las pantallas de nuestros dispositivos móviles, así como las de nuestras computadoras, se conviertan en puentes y no muros, de tal modo que vayamosmás allá de la conexión que el internet nos ofrece, acercando nuestros corazones, estando unidos, pues como ha dicho el Papa Francisco:“la presente pandemia nos está enseñando que solo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus hijos vivan en comunión yprosperidad”.1
1. La Pandemia es una experienciades-estructurante. Queridos hermanos obispos, nos reunimos de forma virtual, en medio de una pandemia que no termina y que sigue siendo una experiencia “des-estructurante”, vivida de manera muy diferenciada y segmentada en nuestro país. Como ha dicho el Papa: "De las grandes pruebas de la humanidad, y entre ellas de la pandemia, se sale o mejor o peor. No se sale igual.¿Cómo quieren salir ustedes? ¿Mejores o peores?”.2 Sus consecuencias son y serán visibles en todos los aspectos de la vida de las personas y en todos los sectores de la sociedad, ante un cambio de época que tomó fuerza propia, acelerando procesos históricos y exigiendo de nosotros la toma de decisiones rápidas que, en tiempos normales, nos llevaría años tomar. Ha afectado lo mismo a las personas en sus ideas, sentimientos y decisiones, que a las instituciones en su coordinación, conducción y sensibilidad social. Las sombras del desaliento, del temor y del desasosiego nublan nuestros horizontes, y pareciera que el final del túnel se encuentra aún muy lejos. Estamos viviendo una situación deincertidumbre semejante ala de Joby, como muchos en el mundo, quizá también nosotros clamamos al cielo diciendo: “mis días y mis planes se diluyen, los deseos de mi corazón se deshacen” (Job 17,11). Es un tiempo más de preguntas que de respuestas que “trae consigo cambios que, incluso nosotros, no alcanzamos aún a comprender, por lo que se nos dificulta tener una respuesta adecuada y pronta ante la profundidad y rapidez con la que están sucediendo” (PGP23). Sin embargo, como promotores de esperanza que debemos ser, estamos llamados a transmitir paz y tranquilidad no sólo a nuestros fieles, sino a un país que se debate en medio de la polarización y la incertidumbre. Como lo hemos señalado en nuestro Proyecto Global de Pastoral: “Hoy al igual que el joven David, queremos acercarnos a este grangigante (de la pandemia) que parece que nos oprime… En Dios está nuestra fuerza y nuestra seguridad. Estamos seguros de que no son principalmente las nuevas tecnologías, ni la eficiencia de nuestros trabajos pastorales y tampoco la perfección de las metodologías las que van a sacarnos adelante, sino que nuestra confianza en Jesucristo Redentor y la ternura maternal de Santa María de Guadalupe, son las que pueden abrirnos las puertas de la esperanza” (PGP191) 2. El Proyecto Global de Pastoral, una providencial coincidencia. Al comenzar nuestro Trienio 2018-2021 nos planteamos la difusión y apropiación de nuestro PGP, definimos como emergencias pastorales la situación de los jóvenes, los migrantes y los sacerdotes y nos encontramos en el camino con tres desafíos: el kerygmático-místico que impulsa nuestro compromiso evangelizador, el comunitario-sinodal que nos anima a vivir la comunión y el ético- moral que nos mueve a reconstruir el tejido social. Hoy ante la pandemia y orientados por nuestro Proyecto, seguimos comprometidos más que nunca a dar los pasos para ser una Iglesia Pueblo, misionera y evangelizadora que, como Madre compasiva y testigo de la Redención, siga construyendo y anunciando la dignidad humana, comprometida con la paz y las causas sociales y compartiendo con los adolescentes y jóvenes, la tarea de hacer un país lleno de esperanza, alegría y vida plena (Cfr. PGP 171-188). Al mismo tiempo que en el presente atendemos esta crisis, no podemos dejar de mirar y actuar con visión de largo plazo en nuestro país, pues como hemos dicho en nuestro Mensaje al Pueblo de México del mes de junio pasado, abrazamos a nuestro pueblo en su dolor: “convencidos de que es momento de generar espacios de encuentro, diálogo, y consensos sociales, económicos y políticos: gobiernos, sociedad, iglesias, empresas, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, comunidades e instituciones de todo tipo, estamos llamados a manifestar desde nuestras respectivas misiones, nuestro compromiso común por la vida, la justicia, la solidaridad, la subsidiariedad y el cuidado de nuestra "casa común". Por otro lado, en este camino de profundización de nuestro PGP, quiero agradecerles por su presencia activa y la de sus equipos pastorales y de comunicación en el Encuentro.COM que, a manera de Formación Permanente, fue una gran oportunidad para saludarnos y convivir, para estar con nuestro pueblo en la oración, la celebración y los talleres, pero también para alimentar nuestra motivación con miras a ser los pastores que nuestra Iglesia está requiriendo en estosmomentos difíciles. La experiencia en el uso de herramientas y plataformas tecnológicas y digitales ha servido debase para la realización de esta Asamblea Plenaria. Les invito a que sigamos haciendo una relectura de nuestro Proyecto, valorándolo como fortaleza, como voz profética y como un faro de luz en el camino que orienta y motiva, pues esa es su naturaleza sinodal. 3. Reunidos de forma virtual, en una Asamblea Plenaria sinprecedente. Durante este Trienio 2018-2021, seguimos con el objetivo de impulsar el encuentro con Jesucristo Redentor, fortalecidos por la mirada de la Virgen de Guadalupe, anunciando el Evangelio de la dignidad humana y de la paz, asumiendo los compromisos pastorales del PGP como Iglesiamisionera y encarnada con el pueblomexicano. De manera especial, en esta Centésima Novena Asamblea Plenaria queremos acercarnos fraternalmente con el pueblo de México en su dolor, para abrazarlo y acompañarlo, mirando con ojos de pastores, especialmente a los afectados por la pandemia del COVID-19 para ofrecer nuestra respuesta pastoral a la luz de la Encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti y de nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033. Desde aquí y a través de Facebook y YouTube de la Conferencia del Episcopado Mexicano y deotras redes hermanas, saludo a nuestros hermanos enfermos a causa del COVID-19, entre ellos algunos hermanos obispos, sacerdotes y consagrados y de otras muchas enfermedades. Reciban un abrazo fraterno y paternal de todos los obispos deMéxico. En esta Asamblea, miraremos esta realidad de la crisis sanitaria, así como la situación de la pobreza, la economía, la educación, el cuidado de la casa común, la cultura democrática y la construcción de paz, pues “hoy vivimos situaciones que nos han rebasado en mucho y que son un verdadero calvario para personas, familias y comunidades enteras, en una espiral de dolor a la que por el momento no se le ve fin (PGP 56). Esta situación nos lastima hondamente, pero como obispos tenemos una certeza que nos anima en nuestro caminar: Dios no abandona a sus hijos y nos ha buscado para mostrarnos su misericordia y su amor. Con esta confianza nos abrimos a experimentar con dolor la situación que viven muchos hermanos nuestros abandonados a su suerte y queremos aproximarnos a ellos para hacerles experimentar la cercanía misericordiosa de Dios (cfr. PGP 45). En todo nos dejaremos iluminar por nuestro Proyecto Global de Pastoral y por la reciente Carta Encíclica “Fratelli Tutti” (“Hermanos Todos”), que nos invita a que “soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que noscobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (FT 8). 4. ¿De qué manera podemos aprovechar nuestra Asamblea Plenaria para ofrecer una orientación a todo México en estos momentos de tanta dificultad? Una vez más el Papa nos invita a soñar y seguir adelante, de la misma manera que como nosotros lo hemos hecho en nuestro PGP: “esperamos unos nuevos cielos y una nueva tierra, en los que habite la justicia (2 P 3,13)… Estas palabras despiertan en nosotros el deseo de caminar, de caminar juntos y hacer realidad en nuestra patria, en nuestra Iglesia y por supuesto en cada uno de nosotros, el proyecto de Dios manifestado en Cristo Redentor e inculturado en María de Guadalupe, edificando juntos esa “casita” justa y digna, donde todos somos acogidos… ¡No dejemos de soñar y trabajar para que estos sueños se hagan realidad!” (cfr. PGP189). Animado por estas palabras quiero compartirles tres sueños que espero nos puedan acompañar a través de las sesiones de trabajo de esta reunión: ¡soñemos con ser mejores hermanos, mejores ciudadanos y mejorespastores! 1. Soñemos con ser mejores hermanos, con apoyarnos unos a otros y, como nos lo insistió el Papa Francisco cuando nos visitó, soñemos en conservar, “la comunión y la unidad entre ustedes. Esto es esencial, hermanos… mantengan la unidad del cuerpo episcopal. Comunión y unidad entre ustedes. La comunión es la forma vital de la Iglesia y la unidad de sus Pastores da prueba de su veracidad.”3 Es normal que tengamos nuestras diferencias, pero ellas nos pueden enriquecer y unir, mucho más que empobrecernos y dividirnos. Dialoguemos en esta semana, aprovechemos la oportunidad de encontrarnos aunque sea de manera virtual, seamos capaces de escuchar nuestros argumentos e inclusive, nuestras críticas. Como en las familias, los obispos de más edad y experiencia acompañemos a los más jóvenes y cuidemos de ellos.Y ustedes, los que apenas inician el camino episcopal, tengan paciencia de nosotros, y ayúdennos a ponernos al día, no sólo a manejar una tecnología que siempre nos resultará difícil, sino a conservar el arrojo y la valentía propios de la juventud en el ministerio. 2. Soñemos con ser mejores ciudadanos, no podemos olvidar que lo somos, que tenemos obligaciones civiles como las tienen nuestros fieles laicos, y que debemos ser ejemplo en el cumplimiento de las normas que nos afectan a todos.Es cierto que tenemos algunas limitaciones como ciudadanos ya que no podemos aspirar a puestos de elección popular, y que pueden ser consideradas como una injusticia propia de una cultura anticlerical, pero ellas nos sirven para proyectar un mejor testimonio de unidad, tal y como nos lo pide el Derecho Canónico.4 En estos tiempos de pandemia, es necesario que seamos los primeros en acatar los protocolos de salud y en colaborar con las autoridades competentes, buscando acuerdos para afectar lo menos posible nuestras actividades pastorales. No se trata de someternos a los poderes civiles, sino de buscar en colaboración con ellos lo mejor para nuestrosfieles. Es muy lamentable que el clericalismo, fundamento de los múltiples abusos, se manifieste en deseos, muchas veces explícitos, de mantener prebendas y poderes del pasado, que desembocan en unasuerte de aureola de impunidad, que nos coloca por encima de los demásciudadanos5. 3. Soñemos con ser mejores pastores, pues es una de las exigencias que el cambio de época nos está planteando. Pastores que, como lo pide el Papa Francisco, sepamos dialogar: “Acercarse,expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo esose Dialoguemos entre nosotros y escuchémonos tratando de comprender nuestras razones, fundamentadas muchas veces en nuestras historias y circunstancias personales. Dialoguemos con la sociedad, que ofrece una parte de esa sinfonía y ese poliedro que conforman la verdad7. Dialoguemos con nuestro sacerdotes, quienes muchas veces nos sienten distantes y lejanos. Dialoguemos con nuestros fieles, que necesitan desahogarse y escuchar de nosotros palabras de aliento y esperanza. Pero, sobre todo, dialoguemos en la oración permanente con Dios Nuestro Señor, con su Espiritu, para que nos ilumine y fortalezca en medio de estos días tan difíciles Estos sueños han de hacerse realidad todos los días, desde nuestro camino de conversión personal, episcopal, comunitaria y pastoral porque la situación actual de nuestro pueblo nos apremia a asumir compromisos urgentes y responsables, concretizados en opciones pastorales firmes y valientes, que nos lleven, no sólo a revertir este difícil momento, sino a presentar de manera humilde, propositiva y alegre la novedad del Evangelio, para que con su fuerza transforme el corazón de nuestra patria. Como Obispos, junto con los presbíteros y diáconos, somos también, por nuestro bautismo, parte del Pueblo de Dios, y unidos a esta gran fuerza que son todos los fieles laicos, las consagradas y consagrados, queremos emprender nuestra misión, con gran esperanza y renovado entusiasmo, inspirados en el PGP (PGP 192). Conclusión Que esta Centésima Novena Asamblea Plenaria nos sirva, queridos hermanos obispos, para proyectar un Dios de vivos y no de muertos, una Iglesia de luces y no de sombras. Como obispos, sin perder la atención de lo urgente, es tiempo en este año 2021 que promovamos con ayuda de nuestras comisiones y dimensiones, encuentros de diálogo sinodal entre todas las diócesis del país y con los ciudadanos, para encontrarnos y platicar de los grandes temas y preocupaciones nacionales y locales en un sano equilibrio pastoral. Convoquemos por ahora virtualmente, pero donde se pueda y con cuidado hagámoslo de manera presencial: “En particular, internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos… pero es necesario verificar constantemente que las actuales formas de comunicación nos orienten efectivamente al encuentro generoso, a la búsqueda sincera de la verdad íntegra, al servicio, a la cercanía con los últimos, a la tarea de construir el bien común” (FT205). Que estos encuentros de diálogo sinodal nos hagan vivir esa cultura del encuentro que pide el Papa, pues “significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos.Esto se ha convertido en deseo y en estilo de vida. El sujeto de esta cultura es el pueblo, no un sector de la sociedad que busca pacificar al resto con recursos profesionales y mediáticos” (FT216). Hermanas y hermanos que siguen esta transmisión, quiero invitarlos a no dejarnos solos, ni en la actividad pastoral ni en el crecimiento humano y cristiano, pues los obispos solo nos entendemos a su servicio. Los invito a sumarse a las iniciativas pastorales para renovar nuestra Iglesia y cuando vean que, a uno de sus obispos, sacerdotes o diáconos nos falta ánimo, busquen transmitírnoslo. De igual forma, oren por nuestra santidad, como nosotros constantemente oramos por ustedes; corríjannos con caridad cuando sea necesario y dennos una palabra de aliento cuando estamos haciendo bien las cosas. Juntos creceremos todos en la santidad. No olviden bendecirnos como hijos de Dios que son, pues en ese don maravilloso de la filiación divina, reside la grandeza de todocristiano. Acudamos todos a nuestra Buena Madre, Santa María de Guadalupe en este itinerario sinodal que estamos haciendo conforme a nuestro Proyecto Global de Pastoral para que ella nos ayude a ser mejores hermanos, mejores ciudadanos y mejores pastores. ✠Rogelio CabreraLópez Arzobispo de Monterrey Presidente de la CEM
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